A raíz del debate epistemológico, la
palabra paradigma, en cuanto expresión lingüística asociada al campo de la investigación ha conquistado ciertos espacios connotativos que la sitúan en
un lugar privilegiado y que le otorgan un cierto carácter de concepto unívoco,
casi obligante hasta el punto de que mucha gente cree que al hablar de paradigma
se habla de investigación o de filosofía de la investigación. En realidad no es
así. Paradigma es, en sí misma, una palabra tan banal e intrascendente como
cualquier otra. Su fama se debe a la circunstancia particular en que fue usada
por el sociólogo Thomas Kuhn, quien se interesó en los radicales cambios de
aceptación pública que ocurrían en el terreno de las ciencias naturales y quien
intentó explicar tales cambios desde una perspectiva histórica y sociocultural
(Kuhn, 1975).
Thomas Kuhn utilizó la palabra paradigma para referirse a cada
una de estas conquistas de conocimiento científico que se iban imponiendo con
el tiempo y que, como si fueran "modas" u ondas artísticas (casi como
los ciclos de los cantantes), comenzaban por desplazar a la tendencia vigente,
seguían hasta imponerse como tendencia dominante y terminaban siendo
desplazadas por otro nuevo paradigma naciente y así, sucesivamente, siempre dentro
de un mismo esquema estructural que él proponía como explicación a las
revoluciones científicas. Su influencia fue tan grande que la palabra paradigma
se popularizó y se convirtió en una verdadera referencia conceptual. Sin
embargo, ni el mismo Kuhn, para el momento de su famosa publicación, tenía un
concepto bien claro y definido de esa palabra (Kuhn, 1978).
El resto lo hizo
toda aquella secuela de reseñadores, lectores y filósofos que dieron a la obra
de Kuhn una notable resonancia internacional. No obstante, la palabra en
cuestión ya había sido usada por Platón y Aristóteles en el sentido de
"modelo" y "ejemplo" (Abbagnano, 1986:888), que no tenían
nada que ver con las revoluciones científicas, e, incluso, era de uso común en
la lingüística de mediados del siglo XX para aludir a ciertas estructuras
"semiológicas" (Saussure, 1969) en un sentido muy diferente al de
Kuhn. Así, pues, en sí misma, esta expresión no tiene por qué estar
vinculada unívocamente a un concepto
epistemológico importante ni tiene por qué ser de uso sacralizado u obligatorio
cuando se hace referencia a las variaciones en la ciencia o a las opciones de
investigación científica. En realidad, no pasa de ser un término estrechamente
conectado a la interpretación socio histórico de Kuhn, término que se llena de
riesgos cuando se le intenta extender a las cuestiones filosóficas subyacentes.
De hecho, un célebre filósofo contemporáneo de Kuhn, sensible a las importantes
observaciones de éste, prefirió reinterpretarlos bajo el concepto de
"programas de investigación" (Lakatos, 1983). Mientras con el término
paradigma las revoluciones científicas parecen concebirse como enfrentamientos
súbitos e inesperados entre particulares construcciones de conocimiento y entre
determinadas tendencias epistemológicas metodológicas, el término "programa
de investigación" parece incluir la idea de "paternidad" o
"generación" (más que de "choque") entre dos hitos de
conocimiento, casi como si cada uno de ellos contuviera en sí mismo la semilla
de un sucesor "revolucionario" que lo habrá de desplazar en su momento
oportuno; en ese sentido, cada vez que un movimiento científico empieza a
crecer y a desplazar al anterior, está al mismo tiempo gestando en sí mismo a
otro movimiento que, tarde o temprano, terminará a su vez planteando una
subsiguiente revolución. Visto así, la diferencia estaría en que, mientras la
palabra "paradigma" concibe las revoluciones científicas como estructura
de SUCESOS, la palabra "programa' las concibe como estructura de PROCESOS
(más adelante se entenderá esta diferencia).
En todo caso, lo importante de
esta acotación está en que "paradigma" no es un concepto tan neutro o
tan general que pueda ser usado ingenua e inocentemente para hacer referencia,
sin más, a cualquier opción de investigación, a cualquier tendencia o a
cualquier movimiento científico. Por tal razón, al aludir a estas cosas,
preferimos usar corrientemente las palabras enfoque o modelo (científico o de
investigación), dejando el término paradigma, siempre con sus comillas, como
especie de cita textual que haga alusión a la célebre polémica en las ciencias
sociales.
En conclusión, paradigma se usa
comúnmente hoy en día para designar una postura, una opción o un modo
sistemático de investigar, opción que se expresa en típicas vías
técnico-instrumentales y que responde a un fondo filosófico o manera de ver el
mundo, el conocimiento humano y sus procesos de producción. Si se entiende así,
si se consideran los riesgos de inexactitud al generalizar esa palabra más allá
del concepto original y si, además, queremos un curriculum libre de tomas
polémicas de posición, entonces convendría más, probablemente, hablar de enfoques
o modelos de investigación (teóricos, epistemológicos o metodológicos).
Referencia bibligrafica:
Padrón Guillen, Jose. (1992) PARADIGMAS DE INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS SOCIALES.
Un enfoque curricular ESPACIO PARA UN PROGRAMA DE FORMACIÓN DE INVESTIGADORES
Postgrado, Universidad Simón Rodriguez. Caracas, Venezuela
Ambrosía Rodriguez 09 mayo 2013
ResponderBorrarLuego de analizar los diferentes conceptos emitidos considero que es un patrón o modelo seguido por los individuos, dependiendo del contexto donde se encuentre que lo orientan a tomar decisiones sin la certeza de que los resultados de una acción contraria sean reales.